Much has already been said about the Bauhaus. Its history and legacy are incredibly well-documented, and its contribution to the professionalization of design is unquestionable. In fact, in Western culture —and in cultures aligned with it— the Bauhaus is credited with laying the foundations for graphic design as an autonomous profession. For this reason, it stands as the historical reference that every designer is expected to know. However, it wasn’t the only or the largest institution pursuing modernist ideals in design and art. Vkhutemas, a Russian art school, shared similar goals during the same era as the Bauhaus. In fact, both institutions maintained a close working relationship. Although Vkhutemas was larger than the Bauhaus, it simply received less publicity, which is why it is rarely referenced in the West.
This text does not delve into historical details, as that is not the focus of this site. Instead, the aim is to propose a brief reflection on what the Bauhaus means today and where it should possibly be headed. To be honest, this topic wasn’t initially planned as the second publication on this platform. However, this exercise is particularly relevant within the framework of the centennial of the Bauhaus’s founding on April 1, 1919, in Weimar, Germany.
At that time, Germany was recovering from World War I. There was an urgent need for a complete overhaul of production processes to escape the existing crisis. The Bauhaus emerged from this context with clear objectives. Values such as rationalism and functionalism were strongly promoted by the school. Iconic expressions like “form follows function” and “less is more” became popular within its activities—although they didn’t originate there—and became key concepts in its work. Thus, the Bauhaus played a crucial role in Germany’s resurgence.
In other words, given the critical situation the country faced, architects, designers, and artists pursued the necessary path of design standardization for practical purposes, aiming for mass production at low costs—or at least, that was their intention.
Of course, today’s world is vastly different. One of the most evident contrasts is the current global communication standards, along with the political, social, economic, and cultural consequences that have followed. For this complex communication landscape inherent to the 21st century, the Bauhaus's functionalist model is simply no longer sufficient. New approaches are being proposed in various countries, with different guidelines and objectives to tackle contemporary challenges. The designer’s task is to recognize the influence of historical processes that have shaped the discipline and to know how to restructure the values, processes, methods, and outcomes of their work.
This centennial offers a critical moment to reflect on and question the status of these historical dogmas today and the role they should play in the future. The work done by the Bauhaus in its time cannot be denied. However, it must be studied exclusively within its historical context, rather than attempting to replicate its actions in today’s world. It would be imprudent to continue following a doctrine that stopped reflecting the design field many years ago. The Bauhaus was neither the only nor the largest school of art, craft, architecture, and design. Today, a hundred years after its founding, it is necessary to recognize that the universal ideals pursued by the Bauhaus are in the twilight of their relevance for contemporary design, research, and practice.
Mucho ya se dijo de la Bauhaus. Su historia y legado están increíblemente documentados, y su aporte en la profesionalización del diseño es incuestionable. De hecho, en la cultura occidental —y en culturas adheridas a ésta— a la Bauhaus se le reconoce la fundación de las bases del diseño gráfico como profesión autónoma. Por ello es el referente histórico que, aparentemente, todo diseñador debe conocer. Aunque claro que no fue la única ni la más grande institución en perseguir ideales modernistas frente al diseño y al arte. La Vjutemás fue una escuela de arte rusa que tuvo los mismos intereses durante la misma época que la Bauhaus. De hecho, ambas instituciones mantuvieron una estrecha relación laboral. Si bien la Vjutemás fue más grande que la Bauhaus, su actividad simplemente tuvo menor publicidad y por ello es poco referenciada en occidente.
Este texto no profundiza en detalles históricos, ya que no es el interés del sitio. Más que eso, la idea es proponer una breve reflexión sobre lo que significa la Bauhaus hoy en día (y el posible camino que debería tomar). A decir verdad, no estaba planificado para que este tema sea tratado como segunda publicación en esta plataforma. Sin embargo, este ejercicio resulta particularmente pertinente en el marco del centenario de la fundación de la Bauhaus; el 1 de abril de 1919 en Weimar, Alemania.
Durante aquellos años, la nación alemana se levantaba de la Primera Guerra Mundial. Era urgente una renovación completa en los procesos de producción para escapar de la crisis existente. Como parte de este contexto y con objetivos claros surgió la Bauhaus. Valores como el racionalismo y el funcionalismo fueron fuertemente difundidos por la escuela. Las icónicas expresiones “la forma sigue a la función” y “menos es más” se popularizaron en el ámbito de sus actividades —aunque no surgieron ahí— y se convirtieron en los conceptos clave de su labor. Así, el aporte de la Bauhaus fue fundamental para el resurgimiento alemán.
En otras palabras, dada la situación crítica en la que se encontraba el país, los arquitectos, diseñadores y artistas tomaron el camino necesario hacia la estandarización del diseño con fines prácticos de producción masiva a bajos costos —o al menos esas fueron sus intenciones.
Por supuesto, los tiempos actuales son muy diferentes. Los estándares de comunicación global es uno de los contrastes más evidentes, junto con las consecuencias producidas a escala política, social, económica y cultural. Y para este complejo tejido en las comunicaciones inherente al s. XXI el modelo funcionalista de la Bauhaus simplemente no es suficiente. Nuevos abordajes para encarar a la contemporaneidad están siendo propuestos en diversos países con distintas directrices y objetivos. La tarea del diseñador es reconocer la influencia de los procesos históricos que han moldeado a la disciplina, para saber reestructurar los valores, procesos, métodos y resultados de su producción.
Esta fecha es fundamental para reflexionar y cuestionar el estado en el que estos dogmas históricos se encuentran hoy y del papel que deberían adquirir a futuro. No se puede negar la labor realizada por la Bauhaus en su época. Y es exclusivamente desde su contexto histórico que debe ser estudiada, en lugar de intentar replicar sus acciones en tiempos actuales. Resulta imprudente mantener una doctrina que dejó de reflejar al diseño desde hace muchos años. La Bauhaus no fue la única, ni la más grande escuela de arte, artesanía, arquitectura y diseño. Hoy, a cien años de su fundación, es necesario reconocer que los ideales universales que la Bauhaus perseguía están en el ocaso de su relevancia para el diseño y su investigación y práctica contemporánea.
Fry, Tony. A New Design Philosophy: An Introduction to Defuturing. Sydney: UNSW Press, 1999.
Louis, Sullivan. «The Tall Office Building Artistically Considered.» Lippincotts Magazine, 1896.